La escaramuza entre los pérfidos miembros del ejército combinado y los pacíficos miembros de la resistencia haqqislamita ocurrió de forma apresurada. Las tropas motorizadas Kum tomaron la iniciativa adentrándose en las filas del enemigo alienígena, sufriendo alguna baja, pero llamando tanto la atención que los "bichos" olvidaron cuál era su objetivo, decapitar al teniente enemigo, y se centraron en deshacerse de las ruidosas máquinas.
Esto brindó el despiste que necesitaba el ejército haqqislamita para aparecer con uno de sus hábiles paracaidistas justo en el punto ciego de las tropas alienígenas, causando estragos con su spitfire a corto alcance. El asesino cayó de forma honorable acabando con la totalidad de las tropas que restaban aún vivas, aunque ciertamente eran pocas, pero incluían a su teniente Umbra, que no volverá a levantarse para la próxima batalla, y a un temible anatemático, cuya mera visión causaba terror entre los haqqislamitas.
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